Monda

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Era el año 48 a.C.; después de la famosa batalla de famosa en la cuál Julio Cesar venció a Pompeyo. Los hijos de éste vinieron a España, en donde lograron organizar un gran partido apoderándose de muchas ciudades entre ellas Munda, con su fortaleza dentro de la cuál se encerraron.
Vino Cesar a España, empezando una sangrienta lucha en la que uno y otro bando cometieron actos de insólita crueldad. Los sitios de Attegua (Teba la vieja) y Ucubi fueron horrorosos e hicieron retroceder los ejércitos de los hermanos Pompeyo que fueron desde los campos cercanos a Córdoba, a concentrarse en la dicha fortaleza que defendía a la repetida ciudad de Munda.
Dice que la fuerza de los dos ejércitos contaban con número casi igual de soldados españoles y romanos. Dos príncipes de la Mauritania iban también de auxiliares; el uno de Pompeyo, el otro de Cesar. Ambos ejércitos tenían: un sombrío presentimiento, se advertía en los combatientes de uno y otro lado. Los mismos jefes parecían penetrados de una melancolía profunda. Todos iban a aventurar su gloria futura. Pompeyo tenía la ventaja de estar defendido por el castillo y por las otras fortificaciones de la cumbre en donde colocó sus huéspedes.
Cesar, situado sobre las vertientes inmediatas a la tierra llana provocaba a que descendiesen los que estaban atrincherados. Sus legiones tenían que cruzar el riachuelo (riachuelo) que corría por la tierra pantanosa.
El día, decía Hircio; estaba tan brillante y tan sereno que parecía que los dioses inmortales lo habían hecho expresamente para una batalla. A las voces y gritos de los soldados acompañaban el crujir de las armas y los escudos.
Ocurrió que, de pronto, cesó el vocario de unos y otros, de tal manera; que en una masa tan considerable de combatientes sólo se oía el chocar de las lanzas y el ruido de los aceros. No se perdía ni se ganaba un palmo de terreno. Las tropas de César empezaron a flaquear. Este encendió en cólera la aranga y se lanza en medio de sus soldados. Al ver que no logra realmente su abatimiento; intenta atravesarse el pecho con su propia espada, lo que impidieron varios soldados quienes al oirle “aquí quiero morir”, le siguen anardecidos. De pronto, el príncipe africano Boyud, suponiendo mal defendidos los reales de Pompeyo atrincherados en el castillo, los acomete.
Labiano huía entre el desorden en las filas de Pompeyo que comienzan a cejar. Los cesarianos los persiguen y el grito de victoria resuena en todo aquel campo cubierto de cadáveres. Los sitiados en los castillos perecieron todos. Pompeyo que huyó hacia Carteya (Algeciras), refugiándose en una gruta. Descubierto por un soldado le da muerte. Su hermano Sexto huyó a Córdoba.

Munda, muertos sus defensores después de heroica resistencia, paso a manos de los romanos.
Esto es lo ocurrido en la batalla, según los escritores romanos de la época, pero con respecto a dónde se sitúa la antigua Munda romana han aparecido diversas teorías dadas por: Floro, Hircio, Suetonio, Paterculo, Dión y otros escritores romanos.

Una de las posturas tomada por algunos de los intérpretes de estos escritores, romanos, es la más conocida por todos nosotros (los mondeños), en la que se sostiene que la batalla fue aquí, en Monda.
Estos historiadores son entre otros: Rodrigo Caro, Ambrosio Morales, Ferrera, Padre Mariana, Francisco de Briena, Medina Conde y don Idelfonso Marzo, quienes afirman:
En primer lugar, sitúan el valle en el que se libró la batalla en el valle Alcazarín y al río pantanoso lo identifican con el río Alcazarín, llamado arroyo Alcazarín.
Ya que según ellos las características que dan los historiadores romanos a ese río, se ciñen en el “Alcazarín”.
Por ejemplo, ese río debía tener según las escrituras 3 Km. de largo y su valle 1.5 Km. de ancho, cualidades que según los que apoyan esta teoría, reúne.
Aunque parece pequeño este valle como para albergar a las numerosas legiones de Pompeyo y de César, los historiadores que son partidarios de esta teoría, explican este problema diciendo que las legiones ocupaban también además del valle los montículos de poca elevación que lo rodean.
En segundo lugar, los antes referidos escritores romanos, en sus obras narran que Pompeyo después de su derrota se ocultó en una cueva.
También existe problemas con la identificación de esta cueva y se duda entre la cueva del Higuerón, cueva del Gato (cerca de Benaoján), cueva de Pompeyo (en Ronda) y cueva de las Maravillas (en Nerja).
Sea cuál sea de todas estas, la cueva en la que se ocultó Pompeyo, ninguna de ellas está muy distante de Monda.
En último lugar, algunos escritores que apoyan esta teoría, sin ir más lejos, Ambrosio Morales, apoya su hipótesis basándose en un supuesto hallazgo de ciertas inscripciones, situadas en la puerta de la Iglesia de Monda, en la que se hace referencia a dicha batalla.
MONDA EN TIEMPOS DE LOS ÁRABES
A finales del siglo XI, con ocasión de sublevarse el Caudillo Umar Ibm Hafsum, desde su castillo de Borbastro, contra el poder de Córdoba y extender sus dominios sobre casi toda Andalucía, edificó para defenderse de las tropas cordobesas, entre otros, el castillo de “EL MUNDAT”, cuyos vestigios aún perduran sobre un roquedal que preside el actual municipio, aunque está siendo reformado por iniciativa privada.
Los avatares de las luchas contra caudillos árabes, dejan su secuela de hechos bélicos conformando un entramado histórico por diversos puntos de esta villa.
En 1.445, se sitúa la entrega de Monda al capitán de los Reyes Católicos, Hurtado Luna, que ostentaba el título de Alcaide de Monda.
Cuando los Reyes Católicos ganaron este Reino, lo dejaron en el término y jurisdicción de la ciudad de Málaga y todas aquellas villas de dicha ciudad se tenían que administrar y ejercer como villas y lugares de la jurisdicción de Sevilla.
Debido a todo esto se quedaron a vivir en la villa de Monda los moros en calidad de mudéjares de los Reyes Católicos, hasta que la rebelión de 1.501, de los mudéjares de Ronda y Marbella, se les obliga a convertirse al cristianismo.
En 1.508, el Rey Fernando, concede al Marqués de Villena, Duque de Escalona, D. Diego López Pacheco, el señorío de la villa de Tolox y Monda a petición de la Reina de Castilla.
El Duque de Escalona, puso la villa de Monda en manos de los Gobernadores los negocios y casos criminales sentenciando las causas y aplicando las penas y condenaciones a la cámara de dicho Marqués, pero éste no podía delegar en el solariego de la villa de Monda ya que las casas y sus suelos eran de los moriscos. . . .
El 19 de Marzo de 1.570, decretaba la expulsión de los moriscos del Reino de Granada, el señor Arévalo de Zuazo, con la gente de Málaga y Vélez, fue al fuerte y Real de los moriscos que estaban en sierra Bermeja y en la sierra de Istán y logró despoblar a los moriscos. Una vez sacados los moriscos de la villa de Monda, éstos fueron sustituidos por ochenta cristianos nombrados por el Marqués de Villena y entre ellos nombró a un sacerdote y a un sacristán, a los cuales le dio una casa cerca de la Iglesia, pero ambos eran dos vecinos más del pueblo, es decir, que tenían los mismos derechos y deberes que los demás pobladores.
A estos ochenta vecinos, el Marqués de Villena entrega los bienes de los moriscos expulsados, como por ejemplo, las hacienda de casas, las viñas, las tierras y las arboledas.
Dejando también restos de la arquitectura romana, que aún hay evidencias del paso de los romanos por la villa de Monda, como por ejemplo, el puente del arroyo de la Teja.

Foto, Lagarto.
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Coordenadas:   36°37'47"N   4°49'56"W
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