Santuario de la Victoria (Málaga)

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La iglesia tiene planta de cruz latina cuyos brazos se resuelven de forma absidal, compuesta por tres naves, la central, de más altura que las laterales se cubre con bóveda de medio cañón con lunetos, ceñida por arcos fajones que apoyan sobre pilastras cajeadas. Los arcos formeros de medio punto comunican con las naves laterales, sobre los cuales se abren tribunas. La línea de entablamento contiene una rica decoración de hojarasca.
A los pies de la nave central se halla el coro, dispuesto en alto sobre un arco carpanel, la capilla mayor es rectangular y está cubierta por una bóveda de cuarto de esfera nervada. El retablo que la preside fue ejecutado entre 1620 y 1661, atribuido a Luis Ortiz de Vargas que trabajó junto a Pedro de Mena en la sillería coral de la Catedral malagueña. En él intervinieron los escultores José Micael Alfaro y Jerónimo Gómez y el pintor Luis de Zayas. Tiene una disposición reticular con cuatro columnas de estría helicoidales, que llenan sus calles y remate en paneles escultóricos de medio relieve que representan distintos pasajes de la vida de San Francisco de Paula, fundador de los Mínimos. La hornacina central permite vislumbrar el espacio sobrenatural y mágico del camarín, en el que se venera la virgen de la Victoria, talla en madera policromada del siglo XV de escuela sevillana, atribuida a Juan de Figueroa.
Otras realizaciones escultóricas de mérito son el Cristo del Amor y la Dolorosa localizadas en el bajo coro, obras de la segunda mitad del XVIII debidas al escultor malagueño Fernando Ortiz, además de un busto de la Dolorosa de Pedro de Mena y una Virgen de Belén de Jerónimo Gómez de Hermosilla, de finales del XVII o principios de la siguiente centuria.
Las obras de la actual iglesia fueron realizadas entre 1693 y 1700 sobre la estructura de la anterior, merced al patronazgo de los Condes de Buenavista. La dirección de la obra estuvo a cargo del arquitecto Felipe de Unzurrunzaga, que desarrolló una copiosa actividad en Málaga durante la primera mitad del XVIII.
De estas reformas sobresale la construcción de la torre-camarín, como espacio individualizado pero comunicado con
el resto de la iglesia. Existen antecedentes de este tipo de estructura en España, no obstante, el ejemplo malagueño alcanza una perfección y originalidad tal que serviría de modelo a realizaciones posteriores del mismo tipo en Andalucía. Consta de tres niveles superpuestos, el primero lo ocupa la cripta que contiene los sepulcros de los condes con representaciones escultóricas de los mismos en actitud orante, y una serie de emblemas alusivos a la muerte y el tránsito a la otra vida, cuerpos avanzando hacia la muerte, esqueletos portando símbolos de finitud, representaciones complejas como la Parca Láquesis, constituyendo uno de los recintos funerarios más tétricos del barroco español. El nivel intermedio está ocupado por la sacristía, lugar de tránsito entre la cripta y el camarín superior. Este último es de planta octogonal y alcanza gran altura debido a la cúpula también octogonal, apoyada sobre un tambor perforado por vanos cuadrangulares. Destaca en él la decoración de yeserías talladas en menudas y jugosas formas vegetales que inundan el espacio, tipología muy divulgada en Andalucía a partir de entonces, y alternan con cartelas que contienen emblemas marianos, configurando uno de los conjuntos ornamentales más esmerados del barroco andaluz.
Exteriormente destaca la portada principal localizada en medio tramo de la nave de la epístola, compuesta por un pórtico de cuatro arcadas delimitadas por pilastras cajeadas y la espadaña que se alza a los pies del templo.
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Coordenadas:   36°43'45"N   4°24'46"W
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