Playa de Doñana
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playa
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Tiene una extensión de más de 30 Km siguiéndo las líneas generales de las costas atlánticas no acantiladas ni rocosas. Su gran distancia intermareal descubre en la bajamar lisas extensiones de arenas blancas y suaves pendientes. La fuerza del viento del Sur-Oeste introduce una gran dinámica en las arenas que modifica incesantemente el perfil de las playas y son origen de las dunas móviles. Doñana conserva uno de los pocos sistemas de dunas móviles existentes en la Península.
En las zonas más alejadas de las aguas, superando el nivel máximo de las mareas ordinarias, la vegetación se aferra a un suelo inestable y seco, formando pequeños obstáculos que serán el origen de las dunas vivas. Esta vegetación es de carácter efímero y su poca consistencia: barrón (Ammophila arenaria), alhelí de mar (Malcomia littorea), nardo marino (Pancratium maritimum), cardo marino (Eryngium maritimum), lechetrezna de mar (Euphorbia paralias), amontonando pequeños acúmulos de arena alrededor de alguna mata cualquiera. Con los sucesivos aportes, la pequeña duna perderá su estabilidad y comenzará a moverse y a unirse con otras para formar grandes médanos que avanzarán en paralelo hacia el interior. Es un sistema de gran vitalidad donde se puede percibir la formación y desarrollo de los frente activos denominados trenes de dunas.
En la playa tienen lugar acontecimientos humanos y naturales de cierta singularidad. Por una parte la presencia de mariscadores, pescadores y transeúntes. Por otra las únicas construcciones que aparecen son los ranchos habitados por pescadores y sobre todo las torres de vigilancia del siglo XVI. Estas torres, edificadas todas a la misma distancia con respecto a la playa son testigos de la dinámica litoral de cambio que ha provocado que unas hayan sido sepultadas por el mar (Torre de la Higuera y Torre de Oro, fuera del Parque) mientras que otras (Torre Carbonero, Zalabar y San Jacinto) se encuentren decenas de metros tierra adentro. En la actualidad sirven de posadero y criadero de halcones peregrinos.
Entre las especies de vertebrados propios de la franja de playa se encuentran: Lagartija colirroja (Acanthodactylus erythrurus), chorlitejos (Charadrius hiaticula y Charadrius alexandrinus), correlimos (Calidris alpina y Calidris albica), gaviotas (Larus ridibundus, Larus fuscus y Larus argentea), charranes (Sterna hirundo y Sterna sandvicensis).
El fondo marino inmediato a la playa, presenta praderas de Cymodocea nodosa y probablemente Zoostera marina, con abundantes lamelibranquios y gasterópodos en los fondos blandos, así como algas del género Fucus.
En los fondos rocosos viven el ostión (Crassostrea angulata), el mejillón (Mytilus edulis), los bálanos (Chlathamalus stellatus) y un gran número de algas (Gelidium pusillum, G. spathulatum).
En las zonas más alejadas de las aguas, superando el nivel máximo de las mareas ordinarias, la vegetación se aferra a un suelo inestable y seco, formando pequeños obstáculos que serán el origen de las dunas vivas. Esta vegetación es de carácter efímero y su poca consistencia: barrón (Ammophila arenaria), alhelí de mar (Malcomia littorea), nardo marino (Pancratium maritimum), cardo marino (Eryngium maritimum), lechetrezna de mar (Euphorbia paralias), amontonando pequeños acúmulos de arena alrededor de alguna mata cualquiera. Con los sucesivos aportes, la pequeña duna perderá su estabilidad y comenzará a moverse y a unirse con otras para formar grandes médanos que avanzarán en paralelo hacia el interior. Es un sistema de gran vitalidad donde se puede percibir la formación y desarrollo de los frente activos denominados trenes de dunas.
En la playa tienen lugar acontecimientos humanos y naturales de cierta singularidad. Por una parte la presencia de mariscadores, pescadores y transeúntes. Por otra las únicas construcciones que aparecen son los ranchos habitados por pescadores y sobre todo las torres de vigilancia del siglo XVI. Estas torres, edificadas todas a la misma distancia con respecto a la playa son testigos de la dinámica litoral de cambio que ha provocado que unas hayan sido sepultadas por el mar (Torre de la Higuera y Torre de Oro, fuera del Parque) mientras que otras (Torre Carbonero, Zalabar y San Jacinto) se encuentren decenas de metros tierra adentro. En la actualidad sirven de posadero y criadero de halcones peregrinos.
Entre las especies de vertebrados propios de la franja de playa se encuentran: Lagartija colirroja (Acanthodactylus erythrurus), chorlitejos (Charadrius hiaticula y Charadrius alexandrinus), correlimos (Calidris alpina y Calidris albica), gaviotas (Larus ridibundus, Larus fuscus y Larus argentea), charranes (Sterna hirundo y Sterna sandvicensis).
El fondo marino inmediato a la playa, presenta praderas de Cymodocea nodosa y probablemente Zoostera marina, con abundantes lamelibranquios y gasterópodos en los fondos blandos, así como algas del género Fucus.
En los fondos rocosos viven el ostión (Crassostrea angulata), el mejillón (Mytilus edulis), los bálanos (Chlathamalus stellatus) y un gran número de algas (Gelidium pusillum, G. spathulatum).
Ciudades cercanas:
Coordenadas: 36°53'25"N 6°26'57"W
- Punta de Montijo 15 km
- Matalascañas 17 km
- Playa de Cuesta Maneli 23 km
- Mazagón 44 km
- Playa del Espigón Juan Carlos I 50 km
- Playa la Bota 63 km
- Playa de San Nicolás 142 km
- Playa de Rocha 188 km
- Playa da Figueirinha 283 km
- Praia do Meco o de Moinho de Baixo 300 km
- Lucio Grande de la Casa de Vetalengua 6.7 km
- Parque Nacional de Doñana 10 km
- Campo de Golf Dunas de Doñana 15 km
- ojos y lucios 16 km
- Sanlúcar de Barrameda 16 km
- Centro de visitantes 21 km
- Marismas de Doñana 26 km
- La Rocina 27 km
- Finca Hato Blanco Viejo. Ganaderia CAMPOS PEÑA, HATO BLANCO. 32 km
- Golfo de Cádiz 61 km