Vejer de la Frontera

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Los restos arqueológicos hallados y las últimas investigaciones llevadas a cabo, permiten constatar la presencia de grupos humanos en la zona de la antigua Laguna de la Janda desde el Paleolítico Medio. Se trataba de comunidades de cazadores - recolectores, con una tecnología correspondiente a la cultura Achelense. A partir de entonces, el poblamiento de la zona fue prácticamente continuo, durante el Neolítico, hasta la Edad de los Metales, aunque no se han encontrado restos de ningún homínido en la zona, salvo el conocido Homo de Gibraltar. En el Bronce Final, Vejer aparece ya como un poblado fortificado, dando evidencia de ello, el hallazgo de restos de un muro junto a los cimientos de la muralla medieval, durante unas obras de rehabilitación.

Sobre la época de Tartesos y de los pueblos colonizadores del Mediterráneo oriental - Fenicios, Griegos y Púnicos - se tienen pocas noticias y todo se reduce a restos de estructuras de habitación que podrían adscribirse a la época turdetana, aproximadamente al siglo IV a.c. y cerámica griega ática de la misma época.

De la presencia romana en la zona se tiene mucha más información, constatada ésta, por los muchos hallazgos localizados en Vejer y su actual término que evidencian un alto grado de ocupación. Se puede decir que en tiempos de paz, la zona vivió un importante desarrollo económico dedicándose los habitantes a actividades como la explotación agrícola del fértil territorio y la alfarería, actividad ésta muy vinculada a la industria de salazones que se desarrollaba en el litoral. De entre los restos de época romana, cabría destacar la "villa de Libreros" y el "horno del Chorrillo". Siguiendo la "Historia Natural" de Plinio el Viejo, Vejer podría ser el "Oppidum" llamado Besaro, ciudad estipendiaria perteneciente al Conventus Jurídico Gaditano, cerca del río Besilus (río Barbate) y del puerto de Besippo (Barbate).

En el 711 tuvo lugar la Batalla de la Janda, en la cual las tropas norteafricanas de Tarik derrotaron al numeroso y experimentado ejército de D. Rodrigo. A partir de ahí y durante cinco siglos y medio, Vejer permaneció bajo dominio musulmán, siendo objeto de enriquecimiento de la esplendorosa cultura árabe - islámica de la que nos queda algunos vestigios como la puerta del castillo, fechada en el siglo XI, parte de las murallas y, como no, el entramado de sus calles.

La conquista cristiana de Vejer fue un proceso en dos fases, convirtiéndose la zona durante el siglo XIII, en centro neurálgico de pactos y batallas.La primera conquista de Vejer tuvo lugar en el año 1250, en tiempos del rey Fernando III "El Santo" y sobre la que no se sabe si fue por las armas o mediante algún pacto, volviendo a pasar de nuevo a manos árabes en Junio de 1264, tras una revuelta mudéjar en la que tomaron a la fuerza el castillo. La segunda y definitiva comenzó en Agosto de 1264, cuando Alfonso X "El Sabio" expulsó a la población mudéjar de la zona, para culminar a finales de 1285 con el pacto establecido entre Sancho IV y Abu Yusuf, tras las diversas razzias llevadas a cabo por los meriníes en la zona.

En el mismo año Sancho IV concede a la Orden Militar de Santiago el señorío sobre Vejer y otras plazas de alrededor, con el fin de consolidar el territorio de manera más rápida, aunque sabemos que dicha orden nunca tomó posesión de Vejer.

Debido a su situación fronteriza los nuevos pobladores de la zona estaban en constante peligro ante las amenazas de ataques, como por ejemplo de las tropas Benimerines y Granadinas, y por ello a Vejer y a sus vecinos se les otorgó una serie de privilegios por concesión de la corona, entre ellos el que se refería al goce de explotar en común las tierras, aguas, montes y bosques de la villa. En 1307 Fernando IV, por privilegio real, le concede en Señorio la villa de Vejer a D. Alfonso Pérez de Guzmán, "Guzmán el Bueno", por los servicios prestados a la corona y que fueron cruciales en la defensa de la frontera y la conquista del Estrecho. Fue a partir de entonces cuando todo empieza a cambiar, ya que los Guzmanes eran señores jurisdiccionales de Vejer, no territoriales, por lo que no les daba derecho a la propiedad y debían respetar las propiedades y heredamientos que había, así como los privilegios y demás franquezas concedidas por la corona a los primeros pobladores. A pesar de todo, eran grandes los ingresos que le proporcionaba Vejer y su término a los señores de Guzmán, provenientes sobre todo por la explotación de la almadraba de Conil y Zahara. A finales del siglo XV se produce una fuerte presión señorial en toda Andalucía, con la subida de las cargas fiscales sobre los territorios jurisdiccionales, y el ya Duque de Medina Sidonia, Juan Alfonso de Guzmán, se considera dueño de gran parte del término de Vejer y comienza a no respetar las tierras concejiles y comunales de las que gozaban los vecinos. Esto llevó al pueblo al descontento, traduciéndose en los pleitos entre los vecinos y la casa ducal.

Los pleitos entre el pueblo de Vejer y la casa ducal comienzan en 1535 encabezados por Juan Relinque y se extenderán hasta 1632, cuando tras dos transacciones se dictó la sentencia ejecutoria. La segunda transacción dió lugar a la primera reglamentación de las Hazas de Suerte que sería reformada en 1868 y no adoptaría la definitiva reglamentación hasta 1948 con el fin de arreglar antiguos problemas. Esta última reglamentación dió como resolución el asentamiento definitivo a más de dos centenares de agricultores en sus Hazas de Suerte, estando éstos obligados a cultivarlas de manera constante y pagar, al vecino agraciado en el sorteo que se llevaba a cabo cada cuatro años, la renta anual.

En el siglo XVIII Vejer y su entorno vuelve a ser zona conflictiva y paso de tropas, con motivo de la ocupación de Gibraltar en 1704 por Inglaterra y su confirmación en 1713 en la Paz de Utrech.

Por estos años Vejer vivió un impulso económico provocado por el traslado de la Casa de la Contratación de Sevilla a Cádiz en 1717, hecho éste, que incitó también a la población local a emigrar en busca de una mejora económica. Junto a esto, la realización del primer catastro de Vejer y su término, la creación de la Sociedad Amigos del País, son algunos de los hechos más importantes acontecidos en Vejer durante el llamado siglo de reformas.

Durante el siglo XIX los acontecimientos en Vejer se suceden unos tras otros, desde la Batalla de Trafalgar, pasando por el asentamiento de guarniciones de soldados franceses en la Iglesia de la Merced, la corta estancia del Coronel Riego... pero sobre todo había que destacar los procesos de desamortización llevados a cabo en este siglo (1836 y 1855) que tuvieron tanta incidencia en Vejer como en el resto del país. Las desamortizaciones tuvieron como consecuencia la consolidación del latifundismo en la zona, en detrimento del minifundismo, pero la pervivencia de las Hazas de Suerte permitió que en Vejer surgiera una clase media y aliviara los malvados efectos de la desamortización, impulsando al campesino local.
Desde la revolución de 1868 hasta los años treinta del siglo XX, Vejer vive una situación de completa inseguridad política en la que las agitaciones sociales y los cambios de gobierno son la nota predominante, creando en la población un acentuado clima de incertidumbre.

Con la llegada de la Segunda República en 1931, llega también la ilusión y la esperanza de las clases populares, pero los escasos resultados del gobierno y la lentitud con la que acontecen los hechos en la política reformadora republicana, hace que de nuevo salten los nervios y se vaya creando un clima bastante conflictivo que se traduce en continuas provocaciones y amenazas a los miembros de las organizaciones de derechas y los ricos propietarios. Cuando se levanta Franco contra la República el 17 de Julio de 1936, la gente de izquierda y de organizaciones obreras comenzaron a llevar a cabo actos conflictivos (arrasaron la iglesia destruyendo una gran cantidad de obras de arte), estaban preparados para el enfrentamiento. Una vez restablecido el orden por las tropas nacionales, el grito de “Viva España” invadió el pueblo. La represión no se hizo esperar y las muertes se sucedieron hasta alcanzar alrededor de medio centenar. Tras el alzamiento militar, la política llevada a cabo fue la del “escarmiento”.

En Vejer durante el Régimen Franquista los sucesivos ayuntamientos eran designados, en función de su afinidad al Movimiento Nacional, por las autoridades provinciales. A parte de la gran actividad en las obras públicas, la nota predominante en Vejer y su término durante la mayor parte de la etapa franquista fue el hambre y el paro.

En 1975 llega la restauración monárquica y con ella, el paso del régimen dictatorial a la democracia, celebrándose las primeras Elecciones Generales Democráticas en Junio de 1977, en la que gana UCD. En Vejer, en las primeras elecciones municipales democráticas celebradas en 1979, accede a la alcaldía D. Antonio Morillo Crespo con UCD, quién revalida el cargo en la celebradas en 1983 con el Grupo Independiente Vejeriego (G.I.V.) y 1987 esta vez con el CDS.

En 1991 accede a la Alcaldía D. Ricardo Chamorro Rodríguez con el Partido Andalucista hasta 1995, año en el que es elegido alcalde D. Antonio Jesús Verdú Tello por el PSOE, con mayoría simple, revalidando el cargo en las Elecciones de 1999, esta vez por mayoría absoluta, lo que volvería a ocurrir en las Elecciones Municipales de 2003.

Vejer de la Frontera cuenta con un impresionante Patrimonio Cultural que le convierte en uno de los pueblos más bellos de España. Fue declarado Conjunto Histórico Artístico en 1976, además de ser galardonado en 1978 con el I Premio Nacional de Embellecimiento de Pueblos y recibir la distinción de zona de gran afluencia turística en 1977.
Ciudades cercanas:
Coordenadas:   36°17'24"N   5°55'52"W

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Este artículo fue modificado por última vez hace 15 años