Estación de Jerez de la Frontera

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 Renfe (en), adif, estación de ferrocarril

Estación de ff.cc. de Jerez de la Frontera
Código dependencia: 51300
L/Majarabique - Cádiz
PK: 109.540

La estación de Jerez de la Frontera, no es sólo una alhaja de la arquitectura cívico-ferroviaria, allí donde existe un patrimonio prodigio en primores estéticos, es el memorial de un largo sueño, el primer anhelo de ferrocarril que registró España, retardada materialización de las iniciativas de precursores que, como José Díaz Imbrechts o Marcelino Calero y Portocarreño, llegaron a obtener de Fernando VII privilegios para construir caminos de hierro entre Jerez y El Portal, y Jerez y Sanlúcar de Barrameda en los años 1.829 y 1.830.
Pese a los propósitos de Díaz Imbrechts y de Calero Portocarreño, el ferrocarril no se construyó en esa fecha, y hasta mediados del siglo (1.857) no prosperó la construcción del camino de hierro de Jerez a Sevilla y de Puerto Real a Cádiz. Tales trabajos acabaron cuatro años después: en 1.861 se constituyó la nueva sociedad explotadora, Compañía de Sevilla-Jerez-Cádiz, que había asumido previamente la línea Jerez de la Frontera a Trocadero. Y de ese modo se observan los primeros pasos para articular ferroviariamente la zona de influencia de la bahía gaditana, tan necesitada de acompasar sus infraestructuras a la exportación de sus incomparables caldos.
La misma dinámica comercial se ocuparía de eliminar la estación primigenia, instalada en Jerez como término del ramal de Trocadero en un mínimo tinglado de madera y ladrillo, con un pabellón de viajeros con pilares de madera pintada y cubierta de teja ordinaria, muro exterior también de ladrillo y muelles techados para mercancías y locomotoras.
En 1.863, la población contaba ya tantos millares como sumaba el siglo. A la antigua Jerez se le comían las costuras de potencia vitivinícola y comercial, y aquel chiringuito de marquesinas semejante a un baldaquino de terminal ferroviaria, a parte de insuficiente, desmerecía de un entorno cada vez más presentable y un punto señorial. Prueba de esa pujanza es que en 1.854 se instauró por primera vez en España, en el tramo Jerez-El Puerto de Santa María, el servicio "puerta a puerta".
Se imponía, en fin, edificar estación nueva. La Compañía de los FFCC.. Andaluces encargó a su arquitecto, León Beau, que proyectara la "segunda generación" de la estación jerezana. La tarea tenía una particularidad adicional: por aquella época lo normal es que se confiara, a ingenieros, generalmente los mismo que proyectaban la línea férrea entera, el diseño y construcción de las estaciones. Beau era un arquitecto pionero en la concepción de que un edificio, sin perder su función intrínseca, debería encajar en lo que ahora se denomina "contexto urbano".
La metamorfosis se aprecia claramente en los grabados contemporáneos. Beau levantó un edificio de piedra y ladrillo de 103 metros de planta a lo largo de las cuatro vías de servicio, cubiertas a su vez de cubierta ,metálica. Dividida esta fachada en cuatro cuerpos -los dos extremos y el central, en doble planta-, su elegancia constituía un digno frente para la plaza del Exido, punto confluyente de las principales calles de la población. En todo caso, este edificio de viajeros no destacaba por sus rasgos historicistas y regionalistas.
Durante la dictadura del General Primo de Rivera, periodo fértil en ferrocarriles principales, transversales, secundarios, económicos y estratégicos, las exigencias de Jerez y comarca respecto al ferrocarril estaban muy agudizadas. El aumento del tráfico en los dominios de la Compañía de Ferrocarriles Andaluces y el proyecto, nunca plasmado en el terreno, de una línea hacia Olvera y la sierra gaditana dieron lugar al planteamiento de una estación más espaciosa.
Aníbal González, el arquitecto más representativo de la Exposición Iberoamericana de 1.929, se inventó un estilo que, en palabras de José Caballero Bonald, "(...) hizo furor, no solo en la capital hispalense, sino en su consabida órbita regional de influjos (...) toda la zona se pobló de azulejos, rejas y adornos esmaltados, que acabaron por ser tradicionales a fuerza de imponer un postizo pintoresquismo arquitectónico".
Este placer del escritor difiere de la ficha publicada por RENFE (Plan de Modernización y Equipamiento de Estaciones) a raíz de la restauración efectuada según proyecto del arquitecto Miguel Ángel Guerrero: "el prestigioso arquitecto Aníbal González, autor de la conocida plaza de España de Sevilla, diseño el edificio de viajeros como un palacete neorrenacentista andaluz, en una bella combinación que recuerda los estilos mudéjar y plateresco. (...) la estación de Jerez es una síntesis formal de la ciudad, de sus gentes y del ahora de sus vinos. Pero, a pesar de su deje folclórico y de su eclecticismo nacionalista, típico de los años veinte, es un edificio bello y elegante".
De cualquier manera, esa belleza y elegancia se alaban solas y el viajero puede gozar del fino manierismo de esta obra llena de gracia, no sabemos si jerezana, Sevillana o bética. O, sin más, del duende con que la animó el gusto de Aníbal González.
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Coordenadas:   36°40'47"N   6°7'33"W
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